Japón planea desechar el dióxido de carbono capturado en países del Sur Global

Photo: Friends of the Earth Japan
Photo: Friends of the Earth Japan

Por Ayumi Fukakusa, Directora Ejecutiva Adjunta de Amigos de la Tierra Japón. 

A medida que crece la necesidad de reducir drásticamente las emisiones, lo mismo sucede con la atención que, aquellos que quieren seguir contaminando, prestan a la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés de Carbon Capture and Storage) . Los principales promotores son las empresas japonesas y el gobierno japonés, especialmente el Ministerio de Economía, Comercio e Industria. El parlamento japonés está discutiendo actualmente el Proyecto de Ley de Negocios CCS, que establece un marco legal para proyectos de CCS y que podría resultar en que el COcapturado por las industrias japonesas se deseche en otros países. 

Mientras tanto, las corporaciones japonesas están impulsando de manera imprudente proyectos de captura y almacenamiento de carbono en la región y firmando acuerdos  con gigantes del petróleo y gas, como Petronas y ExxonMobil, para exportar CO2. Hasta abril de 2024, se han firmado por lo menos quince acuerdos entre entidades gubernamentales japonesas y corporaciones para explorar la viabilidad de exportar CO2 para almacenarlo en Indonesia, Malasia, Australia y otros países no especificados de la región. 

El gobierno japonés está promoviendo la captura de  CO2 mediante CCS en los sectores industriales donde las emisiones se consideran inevitables. Sin embargo y pese a que existen alternativas viables en el sector energético, también se espera que los planes del gobierno incluyan la  instalación de CCS en las centrales eléctricas. El gobierno japonés se ha fijado como objetivo almacenar entre 120 y 240 millones de toneladas de COpara 2050, lo que equivale aproximadamente al 10-20 por ciento de las emisiones actuales de Japón. En 2023, la Organización Japonesa para la Seguridad Metalúrgica y Energética seleccionó como prioritarios siete proyectos de CCS, dos de los cuales se basan en la suposición de que el  CO2 capturado se exportaría al extranjero. 

Aunque originalmente la intención era que la CCS fuera viable comercialmente en Japón para el 2020, todavía no hay operaciones a escala comercial en el país. El gobierno considera que Japón tiene un potencial limitado de almacenamiento de CO2 en la tierra, y el almacenamiento oceánico es más costoso,  lo que ha llevado a poner en marcha planes para transportar el CO2 al extranjero, donde el costo de almacenamiento sería menor. También está en desarrollo un transportador de CO2 licuado que está todavía está en etapa experimental y el cual cuenta con apoyo gubernamental. 

El gobierno japonés ha brindado apoyo político para la CCS durante mucho tiempo. En 2021 se puso en marcha la Iniciativa Asiática de Transición Energética (AETI, por sus siglas en inglés de Asian Energy Transition Initiative)  para “transiciones energéticas realistas” en Asia. Esto incluye 10 mil millones de dólares en apoyo financiero para varios sectores, como las energías renovables, la conservación de energía y los proyectos de Captura, Utilización y Almacenamiento de Carbono (CCUS, Carbon Capture, Use and Storage, por sus siglas en inglés). La actual administración de Kishida también ha promovido desde 2022 la Estrategia de Transformación Verde (GX), que incluye planes para invertir 26 mil millones de dólares en proyectos de CCS en los próximos diez años a través de “bonos de transición GX”. 

Las críticas a la política japonesa de almacenamiento y captura de carbono están aumentando. En marzo de 2024, Sahabat Alam Malaysia  (Amigos de la Tierra Malasia) y Amigos de la Tierra Japón firmaron una carta abierta dirigida  los gobiernos de Japón y Malasia para exigir  que no se promueva la captura y almacenamiento de carbono, ya que esta tecnología sólo retrasa la acción climática real, y afirmaron que la exportación de CO2 del Norte Global al Sur es una grave injusticia climática.  En mayo de 2024, 90 grupos de 26 países firmaron una petición expresando su oposición a la política de Japón sobre CCS, particularmente la exportación de CO2 a otros países. 

Meenakshi Raman, presidenta de Amigos de la Tierra Malasia, dijo: “La crisis climática en la que estamos ahora es consecuencia de las emisiones de carbono históricamente altas de los países desarrollados como Japón. Para que el mundo tenga  siquiera una remota posibilidad de alcanzar el objetivo de 1.5 grados Celsius, los países desarrollados  deben tomar rápido la iniciativa para eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Este impulso a la CCS por parte del gobierno japonés no es más que otra cortina de humo para continuar con la explotación de combustibles fósiles. Para empeorar las cosas, en lugar de absorber el carbono producido por las industrias japonesas en suelo japonés, busca deshacerse de la carga de almacenar carbono, haciéndolo en un país en desarrollo como Malasia. Exigimos que los japoneses pongan fin a esta fea manifestación de colonialismo de residuos a través del vertido de carbono en países en desarrollo como Malasia, y hacemos un llamado al gobierno de Malasia para que no permita que el país sea el basurero de carbono del mundo desarrollado.”

Los principales contaminadores de Japón están buscando crear un régimen injusto de comercio de CO2 en la región, pero la sociedad civil se está organizando para garantizar que la política sobre captura y almacenamiento de carbono del gobierno japonés siga siendo un sueño inalcanzable. Deben establecerse objetivos más estrictos de reducción de emisiones, basados en los principios de equidad y reconocimiento de las responsabilidades históricas de Japón, y dejar de promover estas soluciones falsas. 

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